LA VIDA ESPIRAL

LA VIDA ESPIRAL
Todo en el universo tiene forma espiralada y movimiento espiral, por lo tanto nuestra vida y cualquier vida, también.

Si bien la definición de espiral es: “Línea curva que describe varias vueltas alrededor de un punto, alejándose cada vez más de él”, no es el centro de la espiral el principio de nuestra vida sino que es allí el final de la misma. Nada comienza en el centro sino que todo converge a él, excepto la creación original.
El universo (genérico) está inmerso en una fuerza centrífuga que hace girar de forma espiralada a todo lo que contiene, fugándose del centro a la periferia, pero asimismo cada cuerpo integrante del universo gira de forma espiralada con fuerza centrípeta, atrayendo al centro de la espiral todo lo que gira en la periferia.
El universo (genérico) cumple con la definición de “espiral”, pero lo que integra a ese universo no, por cuanto el movimiento de cada cuerpo, que transita por una línea curva que describe varias vueltas alrededor de un punto, no se aleja de él sino que se acerca cada vez más a él.

Nuestro principio en la espiral de vida está determinado por la vida de nuestra madre, unido a ella de manera unívoca. La creación de nuestra espiral propia tendrá como fuente, origen, entorno, posición y circunstancia, al exacto lugar y momento en que esa madre se encuentre cuando nacemos.
No nacemos en el principio de una espiral que ya existía, sino que nuestro nacimiento produce una nueva espiral que tiene punto de partida en cualquier punto de la espiral de vida de nuestra madre y que se bifurca de aquella en el mismo momento de nuestro nacimiento. Esa bifurcación se produce en una dirección cualquiera de los infinitos puntos del espacio que rodea la espiral de vida de nuestra madre y no necesariamente en la misma que lleva dicha espiral materna.
 Compartimos la espiral de vida de nuestra madre durante el tiempo que ésta nos está gestando, pero en ese trayecto de vida no tenemos espiral de vida propia, sólo estamos embarcados en la de nuestra madre y nuestra gestación modifica los movimientos que su espiral de vida tiene.

Esta teoría de la forma espiral explica a la vida con las características de la ley universal de creación y movimiento.

CREACION DE LA VIDA
La primera espiral de vida universal se creó en un punto donde el tiempo y el espacio coincidían, por lo que no existía ni tiempo ni espacio en el estado que hoy conocemos o definimos.
El tiempo era espacio y el espacio tiempo, pero ninguno era tal. Todo era centro, origen, punto, unidad y no estaba en movimiento ni tenía movimiento intrínseco.
Este es el motivo por el cual se define a una espiral como “Línea curva que describe varias vueltas alrededor de un punto, alejándose cada vez más de él”, pero esa, la de la creación, es la única espiral que puede definirse así. Todas las demás que de ella salieron convergen al centro, no al centro original, sino al de la propia espiral que se crea y todas, además, se alejan cada vez más de aquél primer origen o creación.
El centro, origen, punto, unidad, nunca será alcanzado nuevamente porque ninguna espiral de vida convergerá al mismo en razón que la creación dio inicio a la espiral definida por el hombre como línea curva que da vueltas sobre un punto alejándose cada vez más de él.
Ese centro, origen, punto, unidad, ha sido infinitamente definido por los hombres y sobre dichas definiciones se han asentado otras infinitas ideas, costumbres y tradiciones.
El espacio conocido por los hombres está definido como “Extensión que contiene toda la materia existente” y como “Medio físico en el que se sitúan los cuerpos y los movimientos…”. Pero también tiene como significado el de “Transcurso de tiempo entre dos sucesos”.
Entonces para que pueda existir el espacio debe haber un principio y un fin (extensión-medio físico), materia (cuerpos) y movimientos (sucesos), pero también tiempo.
El tiempo conocido por los hombres está definido como “Duración de las cosas sujetas a mudanza” y como “Magnitud física que permite ordenar la secuencia de sucesos … Parte de la secuencia de sucesos”.
Entonces para que pueda existir el tiempo debe haber un principio y un fin (duración-magnitud-parte), materia (cosas) y movimientos (mudanza-secuencia de sucesos), pero también espacio.
Ya dijimos que en aquél centro, origen, punto, unidad, coincidían el espacio y el tiempo y vemos que aún hoy coexisten en las definiciones de cada uno de ellos, siendo que, además, ambos contemplan la existencia de un principio y un fin, la materialidad y el movimiento.
El centro, origen, punto, unidad no tenía principio ni fin, no tenía materialidad y no tenía movimiento, pero tenía espacio y tiempo. Ambos en estado inactivo.
¿Qué activó a ambos y cómo lo hizo?
Un sonido. Mediante una vibración. Se produjo una pulsión sonora inmanente. El sonido del silencio inicial.
Para que apareciera la vibración sonora debió ejecutarse un movimiento, existir un principio y un medio donde se pudiera desarrollar el suceso, pero ya dijimos que el centro, origen, punto, unidad no tenía principio, materialidad ni movimiento, pero tenía espacio y tiempo inactivos. ¿Entonces?
Si espacio-tiempo estaban inactivos, el movimiento no lo produjo ninguno de los dos por ser lo que eran. La vibración surgió en el mismo instante en que el espacio salió de su balance como producto del deterioro y el deterioro fue por la acción del tiempo en su inactiva instancia. Detener el tiempo determinaría la inactividad del espacio pero, a la vez, su deterioro y ello formaría un desbalance o vibración sonora que activaría inmediatamente a ambos nuevamente.
Lo que puede no haber contemplado esta teoría es el hecho de que esa vibración no haya sido la primera sino que se corresponde a un ciclo inacabado de principio-fin-principio y que el primer ciclo se produjo por la imposibilidad de la nada de serlo ya que no se puede ser nada sin ser algo y si esa nada que es algo, lo era, entonces se deteriora y, por ende, produce vibración sonora.
Todo es producto del sonido o de la vibración sonora.
En realidad toda vibración es sonora porque vibrar es oscilar en torno de la posición de equilibrio y el sonido es lo que siente el oído cuando se produce esa oscilación, pero si el oído no lo siente no significa que no tenga sonido, sino simplemente que no puede percibirlo porque la frecuencia no es la adecuada.

LOS MOVIMIENTOS DE LA VIDA
La espiral de vida tiene cinco (5) movimientos.
1) Un movimiento de translación interna, que es el transcurso de nuestra historia de vida personal y la contamos en tiempo de vida.
Es la construcción de la espiral personal que genera las estaciones de la vida: infancia, adolescencia, juventud, adultez, vejez y atraviesa las diferentes etapas que cada una de ellas tienen.

Cada estación pasa al menos una vez por un lugar muy cercano de la estación anterior y nos parece que hemos regresado a esa etapa, pero al ser un movimiento dentro de una espiral sólo estamos pasando cerca de él, no nuevamente por el mismo punto ya que nunca regresaremos a un punto de la espiral por el que antes pasamos, pero siempre estaremos cerca de uno de ellos.

Esos puntos cercanos de la espiral de la vida por los que pasamos, alimentan nuestros recuerdos y nos acompañan todo el trayecto, algunos con más incidencia en nuestras vidas que otros en función de lo cerca o lejos que de él pasemos considerando cómo actúan los otros movimientos que seguidamente detallamos.
Seguro que nos acordaremos más de aquellas etapas más cercanas por las que pasemos y mucho más si esa etapa nos marcó con mayor incidencia en nuestra vida.

2) Un movimiento de rotación de la propia espiral de vida que va moviéndose sobre sí misma de forma circular y se relaciona con nuestro período de vida diaria.
Lo contamos en días de vida. Genera el conocimiento.

En ese movimiento se concentra la esencia de lo que conocemos como vida y lo analizamos luego de un conjunto determinado de giros (mes, año, quinquenio, etc.), como calidad de vida.
Puede ser un movimiento fuerte, suave, intenso, rápido, sereno, tumultuoso, tanto como se presente y lo dispongamos.
Puede moverse con un sentido de giro horario o anti horario, pudiendo detenerse para comenzar a girar en forma inmediata en sentido contrario.
Cada uno debe aprender a manejar el sentido de giro e intensidad más adecuado para el momento.
Es el ritmo de vida que adoptamos y lo manejamos a voluntad. Por él se ilumina o apaga nuestro conocimiento.
Nuestra vida fluirá más o menos hacia algo positivo en función del ritmo que tenga el movimiento de rotación que a la espiral de la vida le demos nosotros mismos.

3) Un movimiento de rotación de la espiral de vida a través del universo, con centro en la espiral de vida familiar y en conjunto con todas las espirales de vida de los integrantes de dicha familia.

A ello lo conocemos como historia de vida familiar y la contamos en generaciones. Es la espiral familiar.

4) Un movimiento de resorte o sube y baja de la propia espiral de vida, es intrínseca a dicha espiral y hace que la misma se mueva de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba en un movimiento continuamente ondulante y que abarca a todo el trayecto del tiempo de vida recorrido.
La espiral de vida, respecto de este movimiento, permanece fija en el punto de nacimiento y éste es el único que no participa del movimiento de resorte.

Por este movimiento es que el punto más cercano al de partida o nacimiento se moverá con menos intensidad que el punto de vida en el que nos encontramos, el cual siempre será el punto más lejano de aquél en el que nuestra vida comenzó.
Lo conocemos como experiencia de vida y lo contamos como “experiencias”, precisamente. Es el movimiento que dirige la intensidad de nuestra vida.
Cada vez que experimentamos algo nuevo el movimiento se ejecuta, por lo que su intensidad y duración sólo lo manejan las circunstancias.
Es evidente que a medida que nos acercamos a la estación de la vejez este movimiento tiende a ser cada vez más esporádico y como su intensidad es determinado por la experiencia que se viva, se concluye que la consecuencia de dicho movimiento puede ser más determinante para nuestra vida cuando hayamos surcado más etapas de la misma.

5) Un movimiento de basculación, vaivén u oscilación de la espiral de vida personal, por los cuales el eje de nuestra vida está en movimiento permanente haciendo que difícilmente encontremos o podamos quedarnos de forma continua en paz con nosotros mismos.
La tierra tiene estos movimientos y son denominados precesión y nutación.

Este movimiento lo conocemos como estilo de vida, el cual se basa en todo lo que nos atrae y sabemos que estamos siempre en búsqueda del más adecuado a nuestra personalidad, pero la misma siempre va cambiando y, por ende, ese estilo de vida más adecuado o aquello que nos atrae, nunca lo encontramos del todo o, si lo hacemos, su atractivo dura muy poco tiempo.
Esa vibración de nuestra espiral de vida es la que hace que sea poco probable encontrar esa paz esencial. Alimenta la insatisfacción y la continua búsqueda de algo superador a lo ya conocido.
Es el movimiento que facilita el progreso.

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